Es preciso tener en cuenta que el sexo no es como una " ínsula" dentro de la personalidad humana, sino algo muy entrañable en que se manifiesta, quizá màs que en ningún otro aspecto de la vida, el rumbo total de la persona, y en especial su egocentrismo, su alocentrismo, es decir, su sentido de relacionarse con los demás y su comunidad. No olvidemos que el sexo, como todo otro aspecto de la conducta, se ejercita con el cerebro; en otras palabras, lo psicológico tiene mucha más importan- cia en cualquier acto sexual que lo fisiológico( comparar ya Génesis 2:25 con 3:7). Dios creó el sexo, no sólo como instrumento de procreación, sino para que tambièn en èl tuviere expresiòn la " ayuda idònea" y la mutua compenetraciòn espiritual y afectiva entre " varon" y " mujer". En cuanto a instinto, su impluso y urgencia son primordiales, pero no superiores a la del instinto de afirmar y conservar nuestra propia naturaleza sexual( varon y hembra los creò
Sana Doctrina y Fundamento de la Fe Bíblica,desea formar parte del mensaje de salvación, por afectar en su cercanía más próxima a la experiencia personal de cada uno de nosotros.No tratamos aquí de penetrar en el conocimiento de Dios trascendente,que puede parecer lejano a nuestros quehaceres y problemas de cada día.Si tratamos el diálogo de salvación que Dios, libremente y por pura gracia, ha comenzado con nosotros, a través de su Hijo Jesucristo.