SERIE HISTÓRICA: INTRODUCCIÓN.
No cabe duda de que, a la sobre estimación de la institución eclesial por parte de la Iglesia de Roma, sucedió la sobre estimación Protestante de la iglesia visible y por consiguiente el énfasis Denomina-cional; por ello, no dudamos en mencionar que a partir de estas " sobre estimaciones " y " énfasis " particulares se ha venido desarrollando entre nosotros una iglesia burocrática y proselitista, en oposi-ción a las verdaderas nociones de Iglesia del Nuevo Testamento, que eran más profundas y más realistas.
Por ello estaremos dividiendo esta serie histórica en tres partes:
- La pre Iglesia y quienes la constituyen ( Parte I).
- Promesa de la fundación de la Iglesia de Cristo ( Parte II ).
- ¿ Cuándo y cómo se inauguró oficialmente la Iglesia de Cristo ( Parte III ).
- LA PRE IGLESIA Y QUIENES LA CONSTITUYEN ( PARTE I ).
En un sentido amplio- la pre Iglesia histórica- es decir la primera fase de la Iglesia, por decirlo así, comenzó con el primer hombre, quien seguramente, ante la revelación del misterio de la futura Redención por la Simiente de la Mujer ( Génesis 3:15), recibió por fe al Que había de venir. No se puede perder de vista que cuantos fueron salvos antes de la primera venida del Señor lo fueron por la fe, no por el cumplimiento de la Ley. De ahí que , a lo largo del Nuevo Testamento, Abraham aparezca como el padre de los creyentes. Romanos 3 y 4 ; Gálatas 3 y Hebreos 11 bastan para convencernos de este hecho que tanta luz emite sobre el tema del Bautismo. A esta pre Iglesia o " congregación de los primogénitos que están inscritos en los Cielos ", se nos dice en Hebreos 12:22-23 que hemos sido acercados. Ellos son la " tan grande nube que nos anima a correr " la carrera que tenemos por delante " ( Hebreos 12:1).
Pero estrictamente hablando, la Iglesia de Cristo comenzó a formarse cuando dos de los discípulos del Bautista dejaron a su maestro para seguir a Jesús ( Juan 1:37). La frase merece ser ponderada : " Le oyeron hablar ( a Juan ) y siguieron a Jesús." Que bien está expresado aquí el correcto papel del ministerio cristiano, el cual, para ser bíblico, ha de formar un triángulo, en una de cuyas ápices se situa el ministro del Evangelio, apuntando con una mano al pecador que ante sí tiene, y con la otra al " Cordero de Dios que quita el pecado del mundo " ! ( Juan 1:29,36). Sólo cuando el ministro mengua, puede Cristo crecer en la Iglesia ( Juan 3:30).
Aquel pequeño grupo, del que se nos habla en Juan 1.37-51. fue creciendo, siempre bajo la iniciativa divina ( " Ven y sigueme ") ; primero hasta Doce ( Lucas 6:13-16), en representación de las doce tribus del pueblo escogido; después hasta otros 70 ( Lucas 10:1 y ss.), en representación de los 70 ancianos que Moisés se escogió de entre la congregación de Israel. En el Aposento Alto encontramos ya 120 ( 12x10) discípulos. Quizá el número sea simbólico, pues Pablo nos dice que el Señor resucitado " apareció a más de quinientos hermanos a la vez." ( 1 Corintios 15:6).
Continuará la Parte II.
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