El interés del hombre en el futuro es legendario, y muchos profetas-verdaderos y falsos- han tratado de satisfacer dicho interés.Profetizar es un negocio arriesgado, aunque sólo sea por la simple razón de que no se puede mantener un negocio cuando se han sufrido demasiados fracasos. El Antiguo Testamento, preceptuaba que el profeta del que hubiese evidencia de que no hablaba en nombre del Señor, o cuya profecía no se cumpliera, fuese apedreado sin compasión ( Dt. 13:1-11; 18:20-22). En el caso de profetas que hiciesen algunas veces predicciones acertadas( lo cual ocurre, en algunos casos, incluso hoy), su mensaje tenía que ser contrastado con los verdaderos mandamientos que el Señor había dado previamente a Su Pueblo. Si no se ajustaban a dichos mandamientos tales profetas tenían que ser apedreados también. La Biblia, por supuesto, no sólo contiene muchas profecías, sino que a través de esas mismas profecías nos da seguridad de su exactitud. Ha transcurrido suficiente tiempo como para